Esta canción no existía. Era una pista oculta, ni siquiera estaba en la lista para engrosar London Calling. Se iba a regalar como promoción en un flexidisc, pero nadie se puso de acuerdo. La canción, compuesta durante una noche y grabada al día siguiente, tenía un aire pop comercial. Finalmente se pensó en incluirla a última hora, justo cuando se acababa de imprimir la portada.
Guy Stevens fue el productor. Amigo sobre todo de Paul Simonon, Stevens era alcohólico y drogadicto, y a la banda le costó convencer a la compañía para que entrase en el proyecto. Este factor sirvió para que el disco fuese tan particular como sigue resultando a día de hoy. Cuando Guy se dormía en el sofá del estudio, Strummer, Simonon, Jones y Headon metían mano a la grabación. Incorporaron efectos, hicieron mezclas, pero, sobre todo, doblaron instrumentos. The Clash querían un sonido grande, abierto, lleno y potente, algo que se alejaba del concepto punk, aunque ellos estaban a otra cosa: en varias ocasiones declararon no ser, en absoluto, una banda punk.
La mayoría de las canciones están grabadas en una sola toma y luego se doblaban. La grabación duró dos meses. London Calling resultó ser un disco doble, aunque ellos querían venderlo como sencillo para congraciarse con las dificultades económicas que arrastraba la mayor parte de sus seguidores. Train in vain, como también pasó con The Card Cheat,
The Card Cheat, además de no aparecer en los créditos, tiene esa pequeña singularidad de que todos, absolutamente todos los instrumentos grabados fueron doblados; grabados dos veces, cuidado, no cortados y pegados o copiados, no, grabados dos veces cada uno… Lo cierto es que el carácter de la canción es esperanzador, contagia entusiasmo aunque también cierta melancolía, pero en cualquier caso, un disco como London Calling también ayudó a que el mundo cambiara de perspectiva; fue otro álbum revolucionario, que miraba hacia adelante, que proponía fusiones nuevas de ska, pop, soul, rockabilly o reggae y que mostraba a un grupo de Punk haciendo música avanzada y fresca y contundente como una tormenta de verano; además, claro, de su carácter político y de denuncia social… Otra obra maestra clausurada por una canción sublime. Cuando sonaba en el giradiscos uno se preguntaba “¿qué es esto? ¡Hay una canción más!” ¿Error o propósito?