Si uno le pregunta a Google por Jesús Cutillas, una de las primeras respuestas que le da es que odia a los inmigrantes y quiere volver a la España una, grande y libre en la que solo caben españoles. Este hecho no hace sino demostrar las teorías de mundos paralelos, pues nuestro Jesús Cutillas, el murciano, es de izquierdas, librepensador, invita a cualquier persona a tomar limonada a su casa, independientemente de su color, y además, hace canciones y no panfletos. Acabamos de asistir a una charla sobre el OSEL, una moneda social creada en Murcia. Jesús me cuenta que la idea surgió durante unos intercambios con trueque donde estaban implicados los cantautores del AMCA. Cuenta que están en continuo reciclaje, que su labor a pesar de tener altibajos nunca para. Esta es una de las piezas clave que voy a descubrir, que Jesús Cutillas no sabe dónde estará mañana, pero sabe perfectamente en lo que cree hoy y trabaja para ello.
¿Cómo compagina un maestro de primaria el oficio musical y en cualquier caso, lo aplica en su labor didáctica?
Yo no vivo del oficio musical; para mí la música es un hobbie; considérame completamente amateur. Para mí es como el bricolaje: una cosa que me gusta, me apasiona, me divierte, lo hago por gusto, sé que no voy a ganar dinero con esto, de hecho pierdo. Para mí un profesional indica disponibilidad y es algo que yo no tengo. Tengo que pagar una hipoteca, tengo unos críos, tengo un trabajo que me gusta también. Si no me gustara mi trabajo, como ocurre en algunos casos, pues lo entiendo, te dedicas a algo que te llena, pero no es el caso.
¿Cómo lo compagino? Con mucha mano izquierda. A veces cuando los críos vienen a clase me dicen: “maestro, ¿es que eres cantautor?” Y les respondo: “Pues bueeeno, pues si… yo canto, ¿tú cantas? Pues ya está”. Intento que no entren demasiado en mis páginas web. Por si acaso ellos o los padres leen algún taco; poniendo en todos los discos “No recomendado para menores de 18 años”. [risas] Son detallicos. Hoy por ejemplo estaba cantando la canción de Juan el cabrero que el estribillo dice “Que sus den por culo leré” y yo les decía “a ver, niños, lo que se canta en la Muela se queda en la Muela” porque claro, tengo la responsabilidad del maestro. [risas]
Fue un pacto de sangre.
Hombre claro, esto no se lo digáis a vuestros padres y mucho menos que es cosa mía. Esto es de mayores. Mis canciones son de adultos y no hago canciones para críos, eso lo tengo muy claro. Eso sí, en clase no puedo evitar ser como soy y de vez en cuando canto canciones; uso algunas para enseñar lengua y que los niños canten aunque no soy profesor de música, sino de Lengua y Ciencias Sociales de primaria. Claro, la Lengua con la poesía y la canción está íntimamente relacionado. Eso sí, no utilizo mis canciones, tengo demasiado pudor para eso. Cojo las de otros e intento que las cantemos todos juntos. Eso a mí me motiva.
Se suele decir eso de que no se puede vivir de la música, es bastante comprobable que para la mayoría no, pero a la inversa, ¿la música puede vivir de ti? ¿De qué forma le das vida?
No se puede vivir de la música si lo que pretendes es cobrar pfff… Veamos, hay varios niveles:
-Está la megaestrella, que desde mi punto de vista y lo que he visto no depende de ellos mismos. Depende de factores que no podemos definir con exactitud. Quizá de gente que vaya buscando un cierto producto y de entre todos los músicos que hay tú le funcionas durante un tiempo. En el capitalismo todo es inversión y ganancia; la música es una industria, como otra cualquiera. No depende de tu arte. Depende de las ganancias que va generando el producto que vendes.
-Luego está la gente que malvive o sobrevive de la música, pero son profesionales en el sentido de que es su actividad principal.
Si yo hubiera empezado joven igual hasta me lo hubiese planteado cuando no tenía otra cosa. Lo que ocurre es que yo llegué tarde a la música en el sentido de que ya tenía treinta y pico años, un trabajo vocacional y una casa que pagar todos los meses. De hecho yo empecé con los conciertos desde la política a raíz de formar parte de movimientos sociales. Estaba en la insumisión y teníamos una necesidad que era traer gente a los conciertos y que no nos cobraran, pero siempre habían muchos líos y mucho ego que yo no entendía (pasado el tiempo las he entendido más) y por necesidad dije: “¿Cómo que nadie canta? Trae pa ca la guitarra, hostia. Me monto un grupo, me hago famoso y vamos allá donde haga falta”. De hecho cuando me llaman siempre voy, lo tengo como una regla básica. Cualquier movimiento, cualquier persona que me llame sabe que conmigo cuenta gratis seguro.
Claro.
¡Claro no! Es que yo empecé a cantar para eso, para mí es lo normal. Lo extraordinario, lo que yo no voy a hacer nunca es que me digan “Jesús, vente a cantar” y contestarles “pues mira, cobro esto”. Conmigo cuenta, sí; ahora ya, mis músicos es otro tema. Les pregunto, normalmente les convenzo dependiendo de los factores, si no quieren ir, entonces me cuesta más. Pero también sé motivarlos. Cuando voy a tocar con mi grupo, como el próximo día en el festival Al Cantar la Aurora, hay tres reglas básicas que debes cumplir si quieres tocar conmigo: 1ª, tienes que tener trabajo; 2ª, tienes que tener críos (bueno esto es flexible); y 3ª, tienes que saber tocar algún instrumento, o cantar, o tener un mínimo sentido del ritmo.
¿Y que deba tener trabajo por qué? ¿Porque no pretenda vivir de ese proyecto?
Claro, yo me he encontrado con muchos músicos que iban buscando la pasta, como es normal, digno y lo que haría cualquier otro profesional, pero es que yo no voy buscando eso y te vas a sentir mal conmigo. Luego vas a pedirme dinero y te voy a decir, “ya… pero es que no te puedo pagar”.
Lo dejas claro desde el principio y te ahorras malentendidos.
Sí. Es que no solo no te puedo pagar, de hecho la gente cuando la gente viene a pedirme un concierto no les planteo cobrar porque es mi forma de entender la música. Yo no voy por los bares buscando conciertos, no pretendo hacerle la cama a la gente que trata de ganarse la vida con esto.
Entonces no te consideras profesional en absoluto.
Para nada, es que ni lo quiero porque sé cómo funciona la realidad. A los conciertos a los que voy es porque la gente me llama. Pero hay una excepción. Imaginemos que el lugar del que me llaman normalmente cobra, por ejemplo un Ayuntamiento. Lo que no puede ser es decir “venga, normalmente tú cobras por esto y Cutillas te lo hace gratis”. No, si normalmente cobra yo cobro. Ahora bien, los conciertos que yo doy son cosas que nadie quiere hacer. ¿Por qué se va a quedar un grupo, una ONG, sin música porque no tenga dinero? Eso no es justo. Encima que curran por los demás de gratis, ¿se van a quedar sin arte y sin música? No es justo. Yo lo he vivido en mis carnes. Nací en la música por eso. ¿Cómo voy a permitir que se quede esa gente sin música por no poder pagarle a un tío? ¡Coño que sí! Lo hago yo, ya está. Si te gusta, si no te gusta pues no me llames [risas]. Pero conmigo cuenta sí o sí, sin problema.
Con unos 17 años fui buscando tu música a raíz de verte tocando en Ítaca, un disco en concreto. Pensé que era conveniente apoyar al músico y comprarte el disco directamente. Recuerdo que arreglamos el asunto en el polígono de La Paz. Un lugar muy turbio para esas edades. Y claro, ahora que te veo venir a Ítaca en los micros libres con libros enormes de tus propias canciones me pregunto, ¿ocurre algo que hace que no quieras pasar por un estudio de grabación actualmente?
Sí que me meto en estudios de grabación. Además grabo con otros cantautores del AMCA (Asociación Murciana de Canción de Autor). Si tengo que ir a la radio o a la TV voy, no tengo ningún problema.
Me refiero al hecho de producir un disco y el trabajo que conlleva.
Si, claro. Me lo produzco y me lo grabo yo. Tengo un mánager maravilloso y un mecenas que cubre todos mis gastos, y además me quiere mucho. Y es por su trabajo por el que yo me puedo pagar los discos. Soy yo conmigo mismo y el que lo paga todo. Pero si no me meto a grabar más discos es porque no tengo energía. La música no es el primer hobbie de mi vida, ¿eh? No soy rico y para poder grabar tengo que ganar dinero todos los meses con un trabajo de 8 horas diarias que no me lo quita nadie; además tengo a mis hijos; durante un tiempo estuve construyendo mi propia casa. Realmente si a mí me dices en qué gasto primordialmente mi energía, te diré que en la política y el trabajo, de la música olvídate. En el grupo nuestro lema es “ensayar es de cobardes”. No ensayo jamás, ni con mi grupo ni yo solo. A mí no me verás coger la guitarra en mi casa y ponerme a practicar acordes ni harto de vino, no tengo energía para eso. El resto del tiempo lo gasto en leer, ir al cine, escuchar cantautores, etc. Lo que yo produzco musicalmente lo hago con el menor tiempo que le pueda dedicar porque no tengo energía.
Entonces simplemente sería el medio.
Exacto, para mí la música es un medio, no un fin. No solo para la política, también para expresarme como persona, hacer mi terapia. A veces incluso voy a un concierto y pienso “joder, pero si tendría que pagaros yo”. [risas] Porque me gusta, ¿me entiendes? ¡Lo hago por gusto! Para mí no es un trabajo ni es pesado, voy a divertirme en la más pura acepción del término: mínimo gasto, máximo beneficio.
Recuerdo que contabas que en una fiesta fin de curso que organizabas imprimiste el orden del día en el reverso de un folio con información comprometida. ¿Podemos rememorarla?
[Risas] Eso fue divertidísimo. Tenía que imprimir unos villancicos para que toda la gente pudiera cantarlo. Y claro, tenía un montón de hojas en mi casa y para reciclar me los llevé escritos en una de las caras. Se lo di al conserje esperando que solo fotocopiara una de ellas, pero no se dio cuenta, vio cosas e imprimió ambas. Era una escuela infantil donde estaba mi hijo. Me preparé con la guitarra, salí, repartí las hojas y me puse a cantar con los críos (niños de 2 ó 3 años que no se enteran de nada). Lo divertido fue ver que mientras yo estaba cantando la gente le daba la vuelta a la hoja y se partía de risa. Hasta que en un momento me dije: “hostia, no me jodas que he impreso las dos caras…”. Fui al director a pedirle disculpas y le conté que al conserje le pedí que imprimiera una cara, pero había impreso las dos. Era muy divertido porque en una cara estaban los villancicos y en la otra una especie de manifiesto político por el “Global Orgasm Day” (día mundial del orgasmo). Vamos, una iniciativa cibernética en tono jocoso. “Todo el mundo debe tener un orgasmo este día para que se genere una energía en el planeta aprovechando que internet es una red global bla bla”. Me hizo mucha gracia y lo imprimí para leerlo, sin esperar que le iba a transmitir el mensaje del global orgasm day a los padres.
¿Se lo tomaron bien?
Claaaro. Yo era el presidente de la asociación de padres y con estar en dos reuniones conmigo te das cuenta de que me da igual todo y que intento no ofender. Además el texto era muy esotérico, muy budista, sobre el amor universal, vamos que nadie se puede enfadar por eso, a no ser que seas gilipollas, pero claro, los gilipollas normalmente no leen.
¿Está exenta la sociedad de un humor sexual como el que predicas en algunas canciones? ¿Cómo están “Las mamás”(canción) esas que cada vez te gustan más?
[Risas] Las mamás están buenísimas. Uno se hace mayor y lo que toda la vida eran las madres resulta que cada vez se acercan más a tu edad y ahora incluso son más jovencicas que tú eso tiene ser maestro, que aguantas en el tiempo [risas]. Un día empiezas a darte cuenta que las madres ya no son tan madres, y otro día 10 años después te das cuenta de que las madres son unas jovencicas muy majas, así que empiezas a fantasear. No he tenido nunca ningún affair porque mantengo mi integridad profesional. Separo mi mundo perverso.
Bueno, pero el mensaje está ahí, y el pensamiento.
Claro, el pensamiento. ¡Y el arte hombre! Para eso está, para jugar. Yo juego con lo que tengo, con lo que se me ocurre y me resulta divertido. Entre otras cosas porque para mí hacer una canción, es cierto que no le doy mucha importancia, pero es una gran responsabilidad en el sentido de que si alguien te está escuchando tienes que darle algo, no puedes cantar lo que todo el mundo ha cantado y lo que a ti mismo te aburriría. ¿Si no para qué? Si yo me subo a un escenario es porque yo defiendo que lo que he compuesto, ya sea una grillada o una locura, merece la pena que se inviertan esos 3 minutos. Para mí, ¿eh? Que a otro no le gusta, bueno… también tienes que conocerme un poco y saber que estoy perturbado en el sentido de que tengo ocurrencias muy raras. A mí me gustaría ser público escuchando ese tipo de canciones.
Claro, pero porque tú tienes ese humor sexual y te entenderías, ¿y si otro no?
Bueno, habría que decirle: venga va, aguanta esta que la próxima te va a gustar. Por ejemplo, tengo una canción que se llama “Tie se de un polgue”[no llego a entender el título] que me resulta divertidísima, que he cantado una sola vez en mi vida y no la volveré a cantar porque es endiabladamente difícil. Cuando acabó el concierto la gente se quedó diciendo: “hostia, ¿qué ha cantado este?” Y yo entiendo que no lo entiendan, pero hubo una persona que me dijo: “hostias, Jesús, que pedazo de canción”. Y digo: “pues me alegra que la hayas entendido. Para eso la he cantado, pa ti”. Claro, esa canción no la vuelto a tocar.
Hombre claro, porque hay que ensayarla y según tú es de cobardes, ¿no?
[Risas] Escucha, esa es la canción que más he ensayado en mi vida. Mi objetivo era componer la canción (me divertí muchísimo) pero una vez terminada dije, esto no puedo cantarlo. Con lo cual debo ensayarla de puta madre, grabarla en un directo y no volverla a cantar nunca. Porque ahora tiene calidad, el que quiera la puede escuchar (que no la va a escuchar nadie, pero me da igual… esa es solo mi fantasía). Es la que más he currado toda mi vida. Se grabó en el Clave de Sol. Lo que hice fue que en el CD que grabé con Raúl Frutos (el último) como es con Raúl Frutos y los dos somos a cual más… [piensa]… él es más friki que yo. Pues me dije, esta va a ser la canción que cierre el disco. La rescaté y la metí como una especie de bonus track por el gusto de decir, ya que está bien grabada que alguien pueda encontrarla. Y si no te gusta, pues me da lo mismo, total, vamos a llegar todos al mismo lado.
En tu LP ‘Piel de Cangrejo’ ‒que es una especie de oda a la Región de Murcia‒ dices: “Podría vivir en otra tierra, pero vivo en ésta. Podría tener otros amigos, pero tengo éstos. Podría ser otra persona, pero soy yo”. ¿Cuánto de este mensaje crees que queda en los artistas de nuestra región? ¿Cuánto se canta a la tierra? ¿Se sigue haciendo?
¿Es que en realidad la tierra qué es? Es verdad que yo soy de la Región de Murcia y me gusta mucho con sus bondades y sus maldades, pero en última instancia y en el mundo global donde vivimos, a través de la pantalla del ordenador y del televisor, la tierra se queda un poco lejos porque vivimos en una tierra virtual que es global. Yo al final siento más míos ‒porque al final sientes tuyo lo que has vivido‒ elementos de EE.UU. o de otros lugares del planeta (sobre todo de EE.UU. que son los que nos han colonizado) que los propios de esta tierra. Lo cual es una pena y de vez en cuando te permites el lujo de sorprenderte descubriendo como algo nuevo cosas del lugar en el que estás viviendo. Pero el que lo puedas encontrar y entender es un lujo. Y sobre todo con proyectos como OSEL donde te das cuenta de que la tierra son personas que viven alrededor de ti, más que el concepto reaccionario del terruño donde vivo y donde me moriré. La tierra es un colectivo de gente que vive alrededor de esta geografía por azar o por lo que sea y tenemos que disfrutarla. Es difícil que el arte entre en ese terreno. El arte vive más de cara a las ideas, a lo global y a la industria: La pasta.
Entonces no consideras que haya un poso o influencias en tu música. ¿En qué te inspiras a la hora de componer? ¿No hay parte de ella que crezca de la huerta?
Sí, yo de joven mamé mucho la jota, los romances, las sevillanas. Aprendí a cantar en sevillanas, de hecho, vivía allí. La sevillana más allá de la virgen de la blanca paloma es una forma básica del pueblo de Andalucía. Es cierto, y si de alguna manera me separo del rock o del reggae, o del pop (y creo que lo hago bastante), es porque yo he mamado eso de pequeño y porque cada vez que ogio a autores de folk (Manuel Luna, Taray, Malagüero) a gente más enraizada, les pongo mucha atención. O el mismo Raúl Frutos, que más étnico que él complicado. Y por eso me encanta, porque encuentra lo peculiar de Murcia y lo explota.
Un anécdota que oí es que salían él y su hermano a cantar el aguilando murciano en navidades.
Claro, pero porque es lo que has mamado sin quererlo, no por decisión propia. Yo aprendí sevillanas porque se cantaba en mi pueblo, romances porque viví en Castilla un tiempo y me llamaban mucho más la atención que el pop y el rock porque la verdad es que eran más interesantes. Te coges a Joaquín Díaz y te escandalizas y luego descubres que es lo que cantaba la gente. Y luego te sorprendes de los cantantes que hablan de poner bombas, matar gente, etc. Hostia, escucha romances medievales y vas a flipar de lo que es la crueldad. Muchas veces te das cuenta de que todas esas raíces de dónde venimos, más allá del pop-rock que está muy edulcorado y pasado por el tamiz de lo correcto, te das cuenta de que hay mucha fuerza. Mira por ejemplo este que está sonando ahora mismo [Muerdo] tiene mucho de entrar a la tierra a escuchar las plantas y la gente que la puebla. Es la historia personal que uno tiene y eso no puede perderse, más que nada porque somos así.
¿En ningún momento podría ser un lastre?
Qué va, todo lo contrario.
Bueno, en tus discos sí se ve que has coqueteado con muchas otras músicas: swing, jazz, hasta folclore gallego. Una amalgama de sonidos.
Lo que vives. Eso es lo que tiene no andar dependiendo de la música para comer. Cuando uno vive de la música y vive bien incluso no se va a separar de su estilo ya que corre el riesgo de defraudar a su público, y la multinacional no te lo va a permitir. Con lo cual es normal que si alguien triunfa con un estilo siga con él hasta el paroxismo. Incluso eres tú mismo quien se lo pide a los grupos que te gustan mucho: “Acho, ya, venga, evoluciona un poco”. Más que nada porque el arte también no es solo el espectáculo, también tiene algo de exploración y de aventura.
Muchas veces se encasillan porque la gente a va a pagar por ver lo esperado.
Yo entiendo que la tentación es potente. Yo tenía un cuñado que decía que la música más rica que él había escuchado era la amateur, y eso que él es un profesional como la copa de un pino. Pero no cualquier música amateur. Yo llevo escuchando cantautores toda la vida y reconozco que la gran mayoría son gente que compone música con una calidad media pasada por el tamiz del quiero y no puedo, además cutres. Pero de vez en cuando encuentras gente amateur genial porque no le deben nada a nadie, pueden hacer lo que les dé la gana. Es ahí cuando exploran e inventan, porque no tienen miedo a probar cosas. Imagina al viejo en el asilo con 80 años tras una vida de experimentación; imagina dónde ha llegado. Eso es la hostia. Hay veces que te encuentras a cada cantautor que piensas: “Te has currado la música, la letra, la idea, todo” y dices, joder, me da igual que no seas famoso, me llenas y me ofreces cosas que me hubiera encantado componer.
¿Hay algún ejemplo de ese cantautor genio que haya dado la Región y admires?
Genio… no me gusta la palabra genio. Más bien yo diría friki. Antonio Luis. Me encanta. Cada que vez canta algo le escucho a ver qué saca. Ha venido alguna vez a la asociación, pero realmente le da igual, y a mí también me da igual que le dé igual, yo lo que quiero es escucharlo. Otro sería Raúl Frutos, aunque él es más profesional. Es un tío del que hay que escuchar todo lo que hace porque dices, “hostia, ¿qué es lo nuevo que se le va a ocurrir?”. Raúl Frutos si sigue viviendo de la música cuando llegue a 80 años quiero estar ahí presente.
Además de que explora todos los palos. Ahora mismo está inmerso en el rap.
Por eso mismo. Lo que pasa es que a veces cuando eres muy libre te das cuenta de que muy poca gente te escucha. Si nadie lo hace te preguntas: ¿para qué sigo haciendo esto? Pues voy a hacer otra cosa. Me voy a oler flores. Y en su derecho está, pero es una pena perderlos. Luego tienes otros más consagrados como Aarón Saez o Proyecto JASS. El trabajo de Mar de fondo también me gusta mucho. Pero verás, todos los cantautores, cuando pasa el tiempo, te das cuenta de que poco a poco empiezan a ser más ellos mismos y menos pop y rock convencional. Me encontré una vez un cantautor que desde mi punto de vista era bastante mediocre. Vale bien, cantas. Te voy a escuchar con respeto, pero no me estás aportando nada, y un día le escuché una canción y le dije: “¡Qué canción más buena!” y me respondió: “Si, bueno… con esta ya me despido. Abandono la música” y le contesté: “Hostias, la primera vez que te escucho una canción con sentimiento de verdad tuyo personal, te estás expresando tú, ni M-clan ni Queen ni leches, tú, ¿y ahora abandonas? Ole tus cojones, yo lo que quiero escuchar es lo que haces a partir de ahora cuando te has dado cuenta de que esto es una mierda y no vale para nada”. Lo dejó y no volvió a cantar nunca más. A mí me gustaría que esa gente siga y cuando llegue el momento en que no le importe una mierda nada, ver lo que hacen. Ya no quieren ser una superestrella, ni un profesional, has entendido que no vas a ningún lado y te importa tres pares de narices la industria. Ahora es cuando te quiero escuchar porque vas a expresarte tú mismo. Hazme pensar, hazme sentir; rétame. Así es como conecto contigo.
También es porque tú haces la música de esa manera.
Claro, otro conectará de otra manera.
Tengo entendido que eres dado a hacer experimentos. Ponte en el lugar de un crítico. ¿Cuál es tu mejor disco, cuál tu peor y por qué?
Yo te los critico si quieres, pero decirme mejor y peor es como preguntarme a quién quieres más, a papá o a mamá. Los discos son la expresión de lo que era yo en ese momento. Pero te puedo decir que el primero era más convencional, tenía muchos miedos y no quería meterme en embolaos. Las canciones son estilísticamente claras. No quería entrar demasiado a experimentar. El segundo (Piel de Cangrejo) es en el que empecé a experimentar y me sentí muy a gusto con el grupo de jazz con el que toqué. El tercero fue la mayor grillada que hice de los tres primeros (la trilogía republicana) porque me dije, este es el último que he hecho, me he pegado tres años a disco por año y no sé si voy a grabar otro, pues aquí hago lo que me sale de las narices. O te gusta o no te gusta. El primero y el segundo le gusta a casi todo el mundo, pero el tercero… Hay otro que grabé con mi hermano. Fue un proyecto en el que me involucré mucho dentro del sonido. Aunque es un disco más de canciones que de concepto global. El último, que fue el que grabé con Raúl Frutos, es lo que yo haría si pudiera siempre. Cogerme a un tío que no tenga miedo de nada y decirle, haz tú esto. Rómpeme las canciones, fóllame, viólame, vamos a ver lo que sale. Ese disco lo disfruté de la primera a la última por el pensamiento de, y ahora qué vamos a hacer aquí.
¿Cómo surgió esa colaboración?
Yo le admiraba y le admiro, así que era muy fácil que un día que me dijera: “Oye me gusta lo que tú haces” responderle rápidamente: “¡Coño, pues vamos a grabar!”. Anda que me vas a pillar a mí en un renuncio. [risas]. Yo le iba cantando una canción, él le metía la instrumentación que quería y yo lo propio. Así que claro, hacíamos cada uno lo que le apetecía, pues no tiene nada que ver una canción con otra. Eso de escuchar un disco y descubrir que no se parecen ni entre ellas ni a nada de lo que he escuchado, es lo que a mí me gusta. Porque esa es la vida. Lo que vivo ahora no se parece a lo que viví hace… bueno sí se parece, pero intento que me excite. Pero entiendo que eso fue un lujo y no sé si en algún momento podré hacer algo parecido con alguien de esa calidad, de esa libertad. Pero bueno, estuvo bien, ya está.
Cuentas en una breve autobiografía que participaste en un concurso, que erais dos zagales, ganaste porque tenías guitarra y él no, y cantaste la Plegaria del labrador de Víctor Jara. Él fue una figura política más influyentes. ¿Le debes algo?
Claro. A todos los que he escuchado les debo el buen rato cuanto menos. Lo primero que escuchas y si es de esas calidad se te grava. Hicimos de hecho un homenaje a Víctor Jara donde canté una canción que hice de una mezcla mía con él. Hay muchos cantautores que me hubiera gustado conocer a nivel de tú a tú, no de super estrella, eso me la trae floja. Lo que pasa es que la vida es así. Si se tercia pues lo hago. Me hubiera gustado conocerlo porque sus canciones tenían un algo y penetrar en la persona que había detrás de las canciones. Pero por curiosidad humana, pero sin mayores pretensiones. Como Silvio Rodríguez. Ha hecho grandes canciones, otras no tanto, pero aunque fuera por esas pocas lo haría. He conocido a Aute, a Javier Krahe y otra gente y he tenido el privilegio de poder charlar con ellos tomándome una cerveza. Eso fue gracias a un ciclo que organizaba la universidad cuando había dinero. Traíamos a un cantautor para dar una charla sobre su arte, y después nos los llevábamos a Zalacaín y les hacíamos una encerrona cantando sus canciones miembros de AMCA.
Recuerdo que tú obligaste a Aute a subir a cantar.
Hombre, claro. Yo siempre he sido un antimitómano, cualquiera mea y caga como yo, eh, sin embargo reconozco el valor de la gente que canta cosas muy buenas. A mí me gustaba mucho esa jornada porque me podía enfrentar con la persona que había detrás de la superstar. Y con todo el descaro me sentaba con ellos a tomar una cerveza, porque total, yo ya estoy muerto, porque la historia no perdona, y dentro de 2 millones de años Lennon y yo estaremos en el mismo lado. Pero claro, desde ese punto me interesan como creadores qué los ha llevado hasta ahí. No íbamos en plan groupies. Cantábamos sus canciones y cantábamos las nuetras. No era un homenaje, estábamos compartiendo algo. Yo demuestro mi admiración por ti, pero tú me vas a escuchar. Luego ya no me haces caso porque estás acostumbrado a escuchar muchas cosas… pero vas a entender que yo también tengo algo que darte a ti.
En tus discos llevas una gran banda o como lo llamas tú G.R.U.P.O. (Gente Reunida Urgentemente Para Orquestar). ¿Pierde, gana o conserva la esencia cuando actúa en solitario? ¿Qué es el cantautor? ¿Dónde empieza y dónde acaba?
Para mí el concepto de cantautor implica por un lado que te sientas a gusto con el término. Entiendo que Rosendo no se sienta a gusto con él, vale. Por un lado un cantautor se puede sentir a gusto defendiendo sus canciones solos. Lo que está clarísimo, cualquier cantautor te lo dirá, es que cuando tocas con otra gente el producto final se enriquece, a poco que [se corta y ríe] te iba a decir que a poco que has ensayado.
No mintamos a los lectores.
A poco que tienes comunicación y buen rollo con la gente creces. Además de que te sientes halagado porque otra persona trabaje sobre lo que tú has hecho y te tenga en cuenta. A mí me das a elegir solo o acompañado y te digo ya que grupo, pero no tengo ni el dinero ni la misma libertad para decir toco un par de canciones. Para eso no llevas un grupo.
Escuchando tu discografía me quedé con un mensaje de una canción que podría definir gran parte de tu trabajo, y es que “si la vida te deja hecho polvo la muerte no veas”. ¿Hay un mensaje de “no te quejes, podría ser peor, lucha”?
Sí. No, mejor aún “podría ser peor, no te quejes. Dejémoslo ahí, lo de lucha es ya un plus. O sea, lucha o no luches, pero no te quejes, no me des la brasa, es el mal que tenemos todos. A ver, que también lo entiendo. Más vale que te quejes a que te calles, me parece digno. Yo lo tengo muy claro, siempre podría ser peor. Y bueno, agradecido porque lo que vivimos es razonablemente bueno para lo que hay por ahí. Yo me pongo en el peor de los casos y a partir de ahí todo está de puta madre. Cuando planteo una estrategia para resolver un conflicto, me paro y digo, a ver, qué es lo peor que podría pasar. Y a veces la vida te sorprende y te pasa algo peor todavía. [risas] Pero bueno, el esfuerzo intelectual es decir, hostia, que me van a comer el rey al tercer movimiento. Voy a aguantar al menos hasta el quinto.
Coincidía con un amigo –hablando de esta entrevista- que aparentas felicidad plena. De hecho no es difícil verte ir de un lado a otro en patinente. ¿Eres un eterno niño que vive en la eterna ilusión? ¿Cuál es tu clave?
[Suspira] La nada. Llego un momento de mi vida en el que dije, mira tío, sigo o no sigo. Y dije, espera, espera, morirme me voy a morir y a la nada voy a llegar igual.; qué más da, pues sigue. Además, intenta disfrutarlo porque vas a tener que pasar por esto, a la nada vas a llegar. Yo creo que arranca del existencialismo, pero un existencialismo mediterráneo, no el de Ingmar Bergman o el de Kierkegaard. Más bien de uno griego, luminoso. Porque llega un momento que dices: a ver, esto es lo que hay. Puedes irte a la mierda o no. Es lo que puedas. Es más un objetivo que un hecho. Es un esfuerzo por darme cuenta continuamente. Y con bastante frecuencia tienes que planteártelo.
Es una declaración de principios.
Sí, pero más que nada por exclusión. Como decía la canción. ¿Te has puesto en el peor de los casos? ¿Qué te queda? Pues disfrutar. Al peor de los casos vas a llegar quieras tú o no.
Al menos tienes la opción de elegir.
Claro, disfrutar o no hacerlo. ¿A quién tienes que dar en última instancia explicaciones?
No, porque al final te vas solo.
No, eso pensaba yo en esa época, pero me he dado cuenta de que no. También es verdad que uno crece o no crece. El hecho es que cuando empiezas en ese punto de vista tan radical empiezas a descubrir matices. Yo ahora pienso que uno no se va solo. Cuando compuse esa canción sí lo pensaba. Ahora pienso que uno solo nunca existe. Uno es fruto de una historia y vive en un grupo, y cuando se muera, se muere algo de ese grupo y cuando algo de ese grupo se muere se muere algo de ti. Nuestra energía no es individual. Supongo que es un engaño del capitalismo que quiere aislarnos. Somos colectivos. “Yo soy yo y mi circunstancia”. No. Al revés, yo soy circunstancias. Y esas circunstancias en este cuerpo se encarnan en algo que se llama “yo”. Pero en realidad, cuando yo me muera, espero, bueno, espero no, supongo, cuando me muera se morirá un colectivo conmigo, morirá lo que he vivido, pero otro mucho seguirá. Porque la misma línea de la historia en la que estoy seguirá produciendo fenómenos a los que yo he empujado. Y no sé hasta dónde, pero eso seguirá. Hasta que el último ser humano o el cosmos muera. Eso es real. Luego ya el punto de vista espiritual de la energía hay gente te dirá más, pero yo no, yo me voy al peor de los casos: a la nada. Nosotros somos energía que se difunde al morir. Bueno, pues en el peor de los casos hasta el más nihilista no te va a poder negar lo que estoy diciendo yo. Cuando te mueres se muere algo contigo, pero algo de lo que has hecho sigue vivo. Tú, como tú, como la persona que se reconoce en las fotos sí que muere, no sé adonde irá. Lo que no desaparecen son tus actos, las ideas que has tenido, la pasión que has puesto y se ha contagiado en otros. No te mueres solo.
Gran parte de esa energía que mientas la destinas al activismo político. Creo que, si no igual, hay una remanencia en ti de todos estos autores que tuvieron un papel importante durante la posguerra, los sudamericanos o la institucionalizada canción francesa. ¿Pervive en la sociedad ese modelo de cantautor “protestón” o está en vías de extinción?
Para mí que una persona se sienta lo suficientemente poderoso como para coger una guitarra, cantar y pensar que alguien le va a hacer puto caso, es un acto de protesta, visto cómo funciona el mundo. Yo reivindico una canción de amor porque me sale de los cojones, la he compuesto yo y soy importante para la vida. Para mí eso ya es un acto de protesta. Es cierto que mucha gente lo hace pretendiendo llegar a ser una estrella o lo que sea que pretenda, bueno, ¡pero lo hace! Y tiene el descaro de decir, vale, todos los demás son la hostia, pero yo también soy importante. Eso es un acto de identidad y de protesta, aunque cante canciones de amor, o esté a favor de la sociedad tal y como está y te diga: “no, no luches, no te pelees, no merece la pena”, como a veces he escuchado por ahí. Pero estás gastando tu tiempo y tu energía en algo que no tiene sentido y que no te va a reportar dinero. Así que dime lo que quieras, pero tú estás luchando, visto cómo funciona este mundo en el que quieren que estemos en nuestras casas callados, durmiendo, yendo a currar o haciendo lo que te mandan.
A parte cuanto más cantas y expresas de ti más afianzas tu empoderamiento y autoafirmación, y poco a poco te vas permeabilizando de lo que existe, sales de tu mundo centrista y acabas siendo un cantautor protesta. Por la parte que me toca he visto a mucha gente que empezó cantando al amor y ahora en sus letras hay lucha. Quizá no haga algo como Victor Jara, o los Chikos del maíz a la quinta vez. Pero poco a poco se diversifica. Cada vez se le escapan más frases, porque claro, ¡la realidad está ahí! Es cierto que nos cuesta percatarnos de que la tenemos tan cerca, pero cuando salimos de la visión idílica del artista que canta al amor, te empapas de la realidad inevitablemente y acabas siendo un cantautor protesta por ósmosis temática. ¡Porque te aburres de cantar al amor siempre! Llega el día en que tienes 30 años y llevas 20 años con una mujer y ya no sabes qué cantarle, pero quieres seguir cantando, ¿no? Pues a otra cosa. Le haces una canción a una silla que hay en tu salón. Vale, es un punto de partida.
Pero cambiemos el punto de vista. Igual mirando en figuras como Nacho Vegas y sus últimos dos discos, que cantan a la injusticia social, algo que realmente vaya más allá. Hay pocos.
Ya, pero para mí debe ser algo natural, que veas que no es una impostura ni ningún panfleto. Puestos a elegir prefiero que me lancen panfletos políticos porque más amor… Hay veces que dices: por Dios, ¿otra vez? Yo tengo palabras vetadas, de hecho un día haré una canción con todas ellas: amor, volar, sueño… Por Dios, ¿pero es que no has escuchado doscientas canciones así? Bah, es digno, está bien que te sientas así, pero yo desconecto.
Tengo entendido que participas activamente en proyectos de autogestión y en la promoción de las monedas sociales, el OSEL. ¿Me cuentas un poco? ¿Participas?
He probado muchos palos dentro de la lucha política. Empecé mi carrera con la insumisión, nada menos. De golpe y porrazo me metieron en la cárcel. Ale, con alegría, por la “no violencia”. En ese momento yo pensaba que la resolución no violenta de conflictos era la clave para que no hubiera injusticias en el mundo -y lo sigo pensando-, pero según he vivido me he dado cuenta de que eso tiene matices. Hubo luego un tiempo en que me dediqué a los medios de comunicación, estuve en Radio Luna muy implicado, de hecho sigo en medios porque estoy con la página www.otraregiondemurcia.com.es que es una agenda social que es fundamental que exista. La reflexión, la vida me fue llevando hacia el trueque, los Domingos sin Prisa, etc. Y ya dentro del trueque me di cuenta de la importancia de la economía Parece que no, pero las monedas configuran nuestra forma de pensar. El núcleo del capitalismo es la moneda. Si la moneda te permite hacer una cosas, las harás; si no te lo permite, no. Yo personalmente, me he dado cuenta de que si una moneda tiene unas reglas que todo el mundo acepta, esas monedas te cambian la forma de pensar. Te educan. De hecho ves la economía con otros ojos. El otro día leí una noticia sobre la deuda y cómo el banco mundial genera dinero, se lo quedan los bancos y no acaba en la economía productiva y dije: ¡claro!, eso es lo mismo que en el OSEL estuvimos discutiendo el otro día. Es el mismo caso, pero nosotros lo hemos resuelto porque somos un grupo y entre todos nos apoyamos. Esta gente no, porque no le interesa. Se apoyan a ellos. Conforme la tratas te das cuenta de la potencia revolucionaria que tiene una puñetera moneda. Estás todo el día, 10-8 horas trabajando para esa ideología que te marca la moneda. Crear otra moneda adherida a otro pensamiento es jodidísimo. Pero mola experimentar, a ver hasta dónde llegamos.
Casi todo el intercambio de energías acaba en la moneda. Bueno, miento. El 99’99999999% de las transacciones energéticas planetarias no tiene nada que ver con la moneda, pero las de la moneda, al ser ésta tan peculiar, es muy importante porque acaba contaminando nuestro imaginario. Entonces empecé contra el ejército como máximo órgano de represión, luego con los medios, pero me he dado cuenta de que a los militares se les paga con monedas, a los artistas se les paga con monedas, y te van dictaminando como tienes que pensar euro a euro.
El modo de lucha cambia. También se ve con el 15M. Se deja a un lado la manifestación callejera y se intenta combatir desde las entrañas del sistema político.
Yo honestamente todavía no sé cual es el núcleo del sistema. Yo sé que este es mi camino por ahora. A lo mejor resulta que el núcleo del sistema es el yoga y me vuelvo más espiritual cuando sea mayor y me doy cuenta de que en realidad está en el corazón de las personas como me dice mucha gente. Yo no lo sé. Lo que tengo seguro es lo que voy descubriendo. Por ejemplo, la participación para mí es muy importante. Todos los grupos en los que he estado han sido asamblearios. El movimiento Objeción de conciencia, Radio Luna, el AMCA, el OSEL… Yo no admito la participación de mi energía más querida que es la de mi tiempo libre si no es asamblearia. Para el curro es otra historia. Todavía no puedo vivir del OSEL.
Esa pulsión la veo muy clara en la trifulca que surgió con la escisión de Podemos Región de Murcia en Cambiemos Murcia a raíz de la selección de cabezas por parte de una cúpula. Te posicionaste claramente.
¡Como para no posicionarme! No puedo pensar de otra manera, ¡me encantaría hacerlo! Funcionar por despachos, por mafia, me encantaría porque a lo mejor tendría menos problemas. ¡Pero no puedo, lo tengo en mi ADN! Como te decía antes, cada vez que hay un problema a batir me pongo en el peor de los lugares. Una anécdota:
Hubo una vez una reunión de cantautores y un par dijeron: “está muy que hagamos concursos y todos podamos participar, pero la realidad es la que es y deberíamos sacar al mejor cantautor y meter todos nuestra energía en ese cantautor. Que haga de punta de lanza, se haga profesional y todos nos vamos detrás de él.” Hostia, ¡qué buena idea! Todos decían “genial, muy bien” y yo dije: “¡De puta madre, gracias! Yo voy a ser ese cantautor, ¿verdad?”
Claro, todos pensaban en sí mismos y ninguno en los demás. Había algo que no funcionaba. Lo que ocurría es que aquel quería montarse su chiringuito, genial, pero no vamos a ser un club de fans. Lo que crea ese modelo es la exclusión del que es más malo. Yo me pongo en el lugar de ese que no afina, que no sabe tocar la guitarra, que sus letras son más malas que la hostia, pero que tiene el mismo derecho a cantar que tú que eres un tío buenísimo (que además ahora es profesional). Si no, ¿qué cojones estamos haciendo aquí?
Claro, pero si lo llega a conseguir asambleariamente… [risas]
La desgracia para él es que en esa asamblea estaba yo. A veces pesa, y me he dado cuenta a raíz de errores y de gente que se ha ido porque se ha sentido discriminada. Ahí dije que no podía permitir que un tío se fuera humillado por la asamblea. No es justo. Y yo mismo he caído en ese fallo. Pero claro, cuando me intentas hacer una de esas en nombre de la revolución social… ¿De qué vas? ¿De qué vas? Me lo puedo tragar, porque me he tragado muchas cosas, pero no voy a currar yo. Quizá te vote porque eres el menos malo, pero tú no eres el bueno. Si no hubiera salido Cambiemos Murcia, que para mí es el bueno, habría apoyado la otra opción como la menos mala, y muchas veces he votado a los menos malos. Pero si me das a elegir entre lo menos malo y lo bueno, no tengo ni la menor duda, voto lo bueno aunque el otro vaya a sacar más votos. Mi corazón, mi energía y mi tiempo lo meto en lo bueno porque creo que es sentar bases firmes. Bueno, que yo puedo defender, no sé si firmes, pero yo las defiendo ante quien sea con todo el morro. Para mí es suficiente. ¡Qué coño, las defiendo ante mí mismo, hostia! Es como las canciones. Yo sé lo que estoy haciendo, o creo saberlo, o puedo razonarlo, o puedo llegar a alguna conclusión. No sé, a veces no sé exactamente en lo que creo.
En una de tus canciones hablas de que “Mariano sabe”, pero tras los años, ¿qué ha aprendido Mariano? ¿Sigue diciendo “no” o ha cedido en algo?
Eh, Mariano es un personaje real. Mariano ahora tiene dos hijos y hace poco estuvimos hablando. Sigue teniendo las ideas claras, pero las personas vamos evolucionando. En algunas cosas no somos tan radicales y en otras más.
En última instancia yo no siento que me haya traicionado. Me he puesto durante toda mi vida bombas de profundidad y minas antipersona, con intención en mis canciones desde que era joven, precisamente para que nadie pudiera hacerme la pregunta que me estás haciendo, y no pudiera decir con humillación: “Bueeeno… si… eso eran cosas de juventud”. No, de eso nada. Sé que he cambiado, no lo puedo evitar. Probablemente a día de hoy no sería un insumiso, porque estoy mayor, tengo hijos, lo veo desde otro punto de vista, pero entiendo que siga habiendo gente que lo quiera ser y lo apoyo. Pero es cierto que esas bombas que me he ido poniendo las tengo que respetar. Es parte de “mi identidad colectiva” de la que hablábamos. [risas]. Cuando yo cantaba Mariano Sabe era consciente y me decía: “Jesús, te estás enfangando, esto te lo preguntarán algún día si es que te lo preguntan. Más vale que no seas un cabrón porque van a tener razón ellos”.
Hay otra canción en el disco con Raúl Frutos que dice: “La última vez que se oyó mi voz fue en un disco de Mariano Sabe que encontraron después de 300 años una bibliotecaria de Fuente Álamo en una lata de… Y a partir de ahí nunca más se volvió a escuchar mi voz y era cantando Mariano Sabe”. Soy muy consciente de que me metí en un compromiso.
Y tienes que cumplirlo.
No tengo que cumplirlo, pero lo cumplo. Si volviera a hablar con el Jesús que la compuso seguramente le diría: me encuentro a gusto contigo y podemos ser colegas. No eres igual que yo, yo sé algunas cosas que tú no sabes, yo tengo una frescura que tú no tienes… Pero no se ha roto la ilusión ingenua que yo tenía para cambiar el mundo. Si alguien me lo quiere discutir, genial. Que te lo crees, ebin, que no, pues nada. Cuando doy clase pienso que yo soy el profesor que me hubiera gustado tener cuando era niño. Trato a los niños con ese respeto. A veces soy un poco duro, pero les digo por qué. Odio el “porque sí”. Si me equivoco y me lo demuestras te doy la razón. Discutamos por qué no soy el de antes. Pero quiero que ese niño que sigue dentro de mí se sienta a gusto conmigo porque vamos a vivir más tiempo juntos
Hasta que la muerte os separe.
Hasta que nos muramos juntos, y junto a ese buen rollo que hayamos generado, o lo que haya.
Bueno para acabar…
La muerte, acabamos en la muerte. [risas]
Continuando con el paralelismo, ¿seguirá Mariano “arreglando pinchazos”?
Escucha, que los pinchazos eran de verdad. Él tenía un taller.
Me refiero más bien a Jesús. Seguirá haciendo cosas por mantener su actividad, luchando.
Pfff, yo qué sé. No tengo garantías de nada. Sé lo que soy por lo que tengo. Si ahora mismo me toca la lotería no sé quién sería, porque he visto lo que la disponibilidad monetaria y energética te puede hacer, o si obtengo algún cargo. O me vacuno contra eso o me puede cambiar. Tengo mis propios conflictos. Yo no pondría la mano en el fuego por mí. De hecho no me presento nunca a elecciones. Soy la persona menos de fiar que tengo, pero también soy la persona más de fiar que tengo. Me tengo que conformar con lo que tengo.
No sé lo que ocurrirá en el futuro, te puedo decir que en el pasado puedo trazar más o menos una línea que va encajando y sí, me siento a gusto con lo que he hecho. ¿Significa que en el futuro haré lo mismo? Bueno, por estadística… Pero lo mismo llega un día la policía me pega una paliza y digo, esto es una puta mierda, me vuelvo a mi rincón y paso de todo porque me están machacando. O un hijo mío se muere de cáncer y me da un ataque y me suicido y paso de todo lo que me pueda dar la vida. Esto es como el OSEL. La gente me pregunta si tiene futuro. Yo les digo, mirad, el pasado te lo puedo decir empezamos con tal, ahora tenemos tal. Si eso te sirve te da un tanto por ciento de lo que pueda ocurrir, pero yo no te voy a asegurar nada, ¿para qué te voy a engañar?
Hombre, si quieres te engaño. Como cuando tu pareja te dice: “Dime que me quieres y que va a ser para siempre”. Pues mira, yo si quieres te engaño y te lo digo. Para follar lo que haga falta, pero motu proprio eso no va a suceder. Yo te digo que te quiero ahora, no sé más del resto.
¿Invertirías en ti porque es un negocio de poco riesgo?
En quién voy a invertir si no… Una cosa es que yo no me fíe de mí, pero que no se te olvide que es de quien más me fío. Me gusta pensar que soy inocente en el sentido de que todavía me pueden sorprender, pero ingenuo no. He pasado por sitios en mi vida bastante complicados. Quiero creer que la gente es buena, y yo también lo soy, pero es un acto de fe. Ante la duda voy a ser generoso. Pero si se me quitan las dudas, y para que a mí se me quiten es difícil, ya ves que voy para un lado y para otro, y que yo pueda decir con toda seguridad: tú eres un cabrón. Y aún así también pienso, bueno… tampoco es culpa tuya. Es la verdad. A poco que empiezas a descubrir la vida de ese cabrón dices: joder, para no ser cabrón, con lo que te ha pasado…
Bastante con que estés aquí sin cargarte a nadie.
Sí, y hablando conmigo sin problemas… Pero es lo que te quedaba. En última instancia te das cuenta de que solo somos un grupo de gente que se encarna en una energía corporal. Todo ese grupo de gente en la historia te ha hecho ser lo que eres. No hay más.
La muerte colectiva.
Efectivamente…
Bajamos las escaleras y salimos hacia la puerta. Antes de despedirnos Jesús Cutillas nos pregunta sin reparo ninguno: “Oye, ¿y esto para qué es? Porque yo te he dicho que sí tan alegremente.” Nos descojonamos. Le contesto que es para una revista llamada Piso28 y que se hace con motivo del Festival Al Cantar la Aurora en el que tocará el 26 de febrero. Me callo que en una hoja, en la pared de mi habitación, hay una lista de tareas pendientes. La primera dice: “Entrevistar a Jesús Cutillas”. La escribí hace 4 años. Ahora solo me cabe preguntarme por qué no antes. No sé vosotros, pero yo he aprendido algo, o eso creo.
Fotografías de Diego Montana
Pero UN MOMENTO. ¿Es acaso lo que veo cierto? ¿hay fotos de Javi Arnedo donde expresa felicidad? Vosotros os habeis inchado a fumar marihuana en la entrevista o algo, hippies abyectos!
Con todo: » Mi objetivo era componer la canción (me divertí muchísimo) pero una vez terminada dije, esto no puedo cantarlo. Con lo cual debo ensayarla de puta madre, grabarla en un directo y no volverla a cantar nunca.»
Graaaan reflexión.
La primera y la última. Es la cerveza Yakka que a saber qué le echan. No te puedes fiar de un murciano que hace cerveza…
Sí Adrián, es genial.
Toma ya, lo que puede sacar uno leyendo una entrevista a un cantautor murciano «amateur». Las reflexiones, la elocuente sencillez…me he quedado a cuadros. De estas cosicas que lees y te dejan con buen cuerpo, con energía y ganas de plantar un árbol, apadrinar a una cabra y yo que sé, subir al Everest en chanclas.
En mi lista de tareas pendientes acaba de aparecer escuchar mucho más de este buen señor.
Las siglas de G.R.U.P.O (Gente Reunida Urgentemente Para Orquestar) me han enamorado.
Nosotros caímos rendidos a su vitalidad. De hecho Diego y yo acordamos meternos en el OSEL.
La G.R.U.P.O. realmente existe. Tuvimos el placer de estar con ellos el otro día en un festival que organizamos.
Nos alegramos especialmente de que hoy alguien más pueda decir: «En mi lista de tareas pendientes acaba de aparecer escuchar mucho más de este buen señor.»
¡Que lo disfrutes!