Rocío Márquez en el Teatro Circo de Murcia: “FILA 3, BUTACA 22”

 

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Nos piden que nos quitemos los abrigos y entremos en silencio. Diego viene renegando “Este concierto no me va a gustar nada; Javi cabrón como me lías; al próximo te voy a llevar a ver a Juan Luis Guerra”. Diego habla poco, pero cuando se trata de quejarse dan ganas de apuñalarlo. Claro que… nos piden que nos quitemos los abrigos y entremos en silencio porque soy tan estúpido de haber creído que el concierto comenzaba a las 21.30 cuando en realidad lo hacía a las 21.00. Nos dimos cuenta cuando el jefe de prensa, después de habernos presentado muy afablemente, agradecernos la asistencia y finalmente darnos acreditaciones, nos miró inquisitorialmente mientras atravesábamos cabizbajos el vestíbulo, completamente vacío, hacia las puertas ya cerradas, confiando en que lo que ocurriera es que fueran más puntuales que un inglés a la hora del té. En silencio y con los abrigos en la mano caigo abatido en el asiento y Diego sentencia: “Javi, eres gilipollas”.

Si el karma existe se ha cobrado su parte conmigo puesto que una condición sine qua non es hacer fotos en la segunda y tercera canción solamente. ¿Adivinais en cual llegamos? Sí, en la cuarta, las tornas han cambiado y ahora es legítimo que Diego me apuñale a mí. Nos han reacomodado junto a la puerta, chocando nuestras espaldas contra la pared. A lo lejos Rocío Márquez proyecta su portentosa voz y parece que la tengo sentada sobre mí. De verdad, no puedo moverme, no quiero perturbarla. El momento es sobrecogedor, tan solo tenemos a los Mellis (palmeros y coros) y a Miguel Ángel Cortés (guitarra española) y el arte no cabe sobre el escenario. Miguel Ángel es ese guitarrista flamenco capaz de tocar una pieza de 15 minutos sin que te hagas preguntarte por qué coño no naciste en Andalucía para entender esto. Sabe transmitir sin repetirse lo más mínimo, trabajando a su favor con exquisitez desmedida cada técnica en el lapso temporal adecuado. Escala el valle con vigor, lo desciende y arranca el verdor del sotobosque, lo lanza, fresco, contra el público y éste queda rendido a su aroma.

Diego me dice: “¡Javi, tío! NOS HABÍA TOCADO LA FILA 3, ME CAGO EN TÍ.” De verdad estoy avergonzado. Todas las veces que he venido acreditado al TCM me han puesto tan lejos que solo agradecía que no me hubieran colgado del techo. Pero esta vez… joder, FILA 3. Ha sido como dejarse en el plato las lentejas de tu abuela artrítica. Tanto amor desinteresado al traste. ¿Qué mierda de nietos somos? Me ha faltado esconderle el bastón. Fila 3, joder… “Qué fotazas te hubiera hecho, hijo de puta”, me espeta Diego. Rocío sigue gritando y yo la siento cada vez más dentro. Se ha puesto de pie. Este Niño que nos presentan en el Teatro Circo de Murcia suena maduro como él solo. Analizado, viene uno a pensar que la vanguardia está presente aun sin guitarras eléctricas. Quizá nos lo chivaba el propio Pepe Marchena cerrando el LP, “porque se puede ir cantando por una línea que uno conozca, pero superarla, y si es posible y se tienen condiciones y facultades, al mismo tiempo, ir creando”. El cante jondo se apropia de Murcia por seguiriyas y transiciona con El año del cometa, una milonga de corte fino y preciosista en el que la sencillez de recursos deja respirar el espectáculo demostrando la maestría para controlar la carga de este arte tan temperamental. Un señor a nuestra espalda aguanta la tos, tose y la aguanta y tose y vuelve a aguantarla, y entonces deja de toser. Cabe la posibilidad de que haya muerto heroicamente por preservar el ambiente. Y entonces el hombre a mi derecha le dice a su mujer: “Esta es fácil”. Me cago en diez fácil. Y creía yo que era el único iletrado en el teatro.

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En los conciertos ocurren cosas, pero yo no puedo evitar decir lo que pasa dentro de mí. Los de esta clase son los que todos quieren contar desde las entrañas. Nadie te dirá: “Joder, como usa el molinillo el cabrón” o “Por seguiriyas se luce aunque… el trémolo no es lo suyo”. Realmente nadie dice aunque y para mí hubo un aunque reseñable. “Macho, te tengo que dar las gracias, estos tíos son Dioses”. Esto me lo dice Diego antes de comprobar el timbre del Niño de Elche. Salen todos los visionarios: El Niño, Antonio Montiel (batería), y Raúl Cantizano (guitarra eléctrica). El punteo de guitarra de Los Esclavos obnubila a cualquiera, pero el tema avanza y la batería se arranca a reventar parches y platos a diestro y siniestro. Cantizano se está cargando la canción, Montiel también, lo único interesante que se desmana de este mal entendido avant-garde son las ideas de El Niño de Elche, que recita y usa el canto difónico, que crea con su cuerpo sus propios efectos. Baterías mal encajadas y guitarras que se molestan más en el espectáculo visual del espasmo que en enclavarse mínimamente en la tonalidad de la canción, hacen que del ruidismo pasemos a lo absurdo. Diego, metalero de pura cepa, me mira sin decirme nada como queriendo arrepentirse de sus palabras sin denostar el resto del concierto. Él y yo, aficionados al avant-garde, convenimos que es algo interesante por no decir que le faltan tres vueltas y la inspiración de Refree y Silvia Pérez Cruz en Granada.

Salimos del concierto afligidos por habernos perdido el principio de un conciertazo. Mientras Diego busca la última foto observo salir al público. Entre todos los ancianos filoflamencos veo a un joven que lleva patillas y pintas de postmoderno. La gente aún lleva patillas -pienso- y esa gente con patillas no viste de traje, igual la vanguardia sigue su camino, igual esta es la próxima escuela, igual, vive Dios, no todo está perdido.

Fotografías de Diego Montana

4 comentarios en “Rocío Márquez en el Teatro Circo de Murcia: “FILA 3, BUTACA 22””

  1. Muy bonita la crónica Javi, todo un honor que me la dediques casi más que a la propia Rocío Márquez.
    Debo puntualizar que aunque yo sea el doble de Jason Newsted, eso no me convierte en »metalero de pura cepa» , por eso aquí, públicamente, aporto pruebas de que no es así.
    Los 10 artistas que más he oído en el último año (cortesía de Last FM):
    Crudo Pimento, Muse, Queen, The Beatles, Molotov, Nacho Vegas, Daft Punk, Pink Floyd, Héroes del Silencio y Michael Jackson.
    No soy más que un »poser», no un true metal warrior.

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