Los ciclos hormonales y los bajones de todo tipo de sustancias que consumimos a diario (incluyendo algunas tan comunes como la cafeína), los golpes emocionales, el pesimismo, o algo que no sabemos muy bien qué es, pueden empujarnos hacia ese estado emocional en el que pareciera que, de repente, no sabemos por qué no queremos ni mirarnos al espejo. Entonces coges el móvil mientras preparas la ducha y decides qué poner…¿por qué venirse arriba si podemos recrearnos en la bajeza? Aquí va una buena selección de música para tales ocasiones:
- CAJAS DE MÚSICA DIFÍCILES DE PARAR – NACHO VEGAS (2003, LIMBO STARR)
Ese “victimismo-luchador” o “vitalismo pesimista”. Ese grito que parece decir: “La vida es una puta broma vacía sin sentido la gran mayoría del tiempo, sí, vale… ¿y qué?”. En el disco hay de todo para recrearse en una tarde melancólica. El recrearse en los opiáceos, el rencor que generas contra ti mismo por permitirte recrearte en los opiáceos, el agobio por el paso del tiempo, las taras de la Humanidad (con “h” mayúscula), la prostitución y su frío abrazo, el fracaso, una de las canciones más duras y crudas jamás escritas contra la violencia machista, esa inmejorable oda al vacío existencial que es La Sed…este doble disco bien podría ser de escucha obligatoria en clases de Filosofía.
- HERIDAS – CHËB RUBÉN (2011, HIP HOP GROPUS)
Calificar como “disco” algo que dura 12 minutos (sobre todo en contraposición con el primero de la lista) podría no ser lo más acertado. Por ello casi siempre prefiero utilizar el término “trabajo”. Bien, pues en este trabajo de Chëb Rubén no hay ni una frase fuera de tiesto. Ni una. Algo que no pueden afirmar sus últimos trabajos. El primer tema, cortado un poco con “competi”, es sin duda el que más claro nos deja quién es ese pavo que nos habla a través del micro. ¿Quién si no él podría terminar esa canción con una frase como “sé que acabaré metido en jaco para bajar la subida del perico”? Otro tipo insustancial es una de sus reflexiones más crudas y sinceras para consigo mismo. Pero repito: es que no dejaba fuera ni uno sólo de los segundos de Heridas.
- I SEE A DARKNESS – BONNIE PRINCE BILLY (1999, PALACE RECORDS)
Tremendo. Solo alguien que comparta la fobia a la muerte y la obsesión por la oscuridad de este hombre podría apreciar todos y cada uno de los matices de este disco. Un disco duro de escuchar. Demasiado. Incluso estando en la mierda más absoluta, es algo que te sobrepasa. Y es que el norteamericano sencillamente no para, empiezas con una A Minor Place que crees que te prepara para lo que se te avecina encima, pero no hay preparación posible a un disco que contiene Nomadic Revery, I see a darkness, Death to everyone…aguantar hasta Black es duro. Pero necesario para llegar a esa Raining in darling que te deja confuso, con cara de no saber muy bien qué cojones te ha pasado por encima y sin ser capaz de hacer nada más que mirar el techo y permanecer un rato más en el sofá.
- KAMIKAZES ENAMORADOS – QUIQUE GONZÁLEZ (2003, VARSOVIA!!! RECORDS)
La primera referencia que nos dejó Quique tras aquella carta+gira de Peleando a la contra (cuando se “peleó” con las grandes discográficas) no podía haber sido más trabajada. Sabía que tendría muchas lupas encima y se encargó de no dejar ni una sola manchita. Ni tan siquiera esa que siempre queda entre los azulejos de la ducha justo tras los mandos y nadie sabe cómo cojones limpiar. Quizá para muchos no sea su trabajo con tonalidades más tristes y melancólicas, pero todo el aire que despide el disco, la atmósfera que consigue crear, además de la historia que lleva detrás, consiguen que me hunda en mi mismo como no lo hacen ni Salitre 48 ni Pájaros mojados.
- LÁGRIMAS NEGRAS – BEBO Y CIGALA (2003, CALLE 54/ BMG)
Creo que, para hablar de tristeza de una forma pura y sin recreaciones ni artificios, uno debe acudir de forma imprescindible y necesaria al flamenco. Moderno o antiguo y del palo que uno prefiera, pero para sumergirse de verdad en la pena auténtica, uno tiene que meterse hasta el fondo en flamenco. Podría haber puesto a El Torta, a Enrique Morente, al Chocolate, a Camarón…prácticamente a cualquiera del género, moderno o antiguo, repito. Pero me quedo con esto. Poco se puede decir sobre esta obra de arte auspiciada por Fernando Trueba, salvo que muchos se llevarán las manos a la cabeza al ver que para hablar de ella empiezo hablando del flamenco. Bueno, nací en 1991 y no lo niego. Si nunca has llorado escuchando este disco, no te puedo considerar un ser humano. Lo siento.
- TOWNES VAN ZANDT
Si para hablar de tristeza en España uno debe acudir de forma necesaria al flamenco, considero que para hacerlo en EEUU tienes que sumergirte en el country. Indiscutiblemente, además. Nombrar un disco de Van Zandt y quedarme ahí sería un sacrilegio. Por ello, simplemente nombro su figura. No soy un avezado de tales estilos como para atreverme a etiquetar nada (que tampoco lo pretendo), así que os dejo las consideraciones de los grandes expertos, que siempre le sitúan como un cantante folk muy influido por el country y el blues. Además, cierra esta selección por ser una de las mayores influencias (reconocida, además) de Nacho, quien la encabeza. Puede que Waiting around to die sea una de las canciones más tristes que jamás se hayan escrito, precisamente porque su terrible sinceridad nos deja entrever que en absoluto aspira a eso.
Espero haberos jodido el día.
Un saludo cordial.