Cosas que hemos aprendido

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Mola hacer balance antes de seguir caminando. Quizá sea hasta necesario. En 1984, Hüsker Dü publicaron su tercer disco. La primera canción de esa locura genial llamada Zen Arcade es una declaración de intenciones. Something I learn today es una forma de decir: ok, vamos hacia adelante, pero seguimos pensando esto.  Something I learned today / Yield to the right of way/ Stopping at a four-way sign/Someone else’s rules, not mine, not mine, aulla Bob Mould. Hoy, el día después de que Piso 28 cumpla un año, me siento así. Es hora de hacer balance. Este año hemos aprendido (y nos hemos reafirmado en) esto:

-Hemos aprendido que Murcia está llena de víboras. O la Murcia musical, al menos. En esta ciudad hay demasiada gente que te escribe mensajes privados diciendo que sigas haciendo lo que haces -«así, repartiendo estopa y diciendo las cosas claras mientras puedas»-  y luego te ponen a parir de puertas hacia afuera. Hay demasiada gente que te aplaude mientras cuestionas lo de fuera pero te niega el saludo cuando cuestionas musicalmente a sus colegas. Hay demasiada gente que va a conciertos a saludar a gente. Demasiada endogamia. Demasiada gente progre que es más conservadora que Santiago Abascal. Demasiada gente que cree tener la potestad sobre de qué y cómo debe escribirse. En esta ciudad hay demasiada mediocridad ensalzada.

-Hemos aprendido que Murcia está llena de personas que se venden sin que nadie esté dispuesto a comprarlas. Hablamos de gente que viene desde abajo y sigue los mismos patrones que los australopithecus que siguen pretendiendo explicarte qué es el rock and roll. Gente que no está dispuesta a decir lo que piensa por si alguien se enfada. Gente que perpetúa unas lógicas vomitivas, basadas en el amiguismo, el buenismo y los emoticonos sonrientes.

-Hemos aprendido  que nunca dejaremos de estar en guerra contra ellos. Saludaremos, porque tenemos educación, pero siempre estaremos en la trinchera de enfrente. Escribiremos, boicotearemos, proclamaremos y argumentaremos mientras ellos siguen derrochando semen de mentira y nos tachan de culturetas que van de alternativos, niñatos, hijos de puta  y descendientes de Satanás. ¿Y sabéis qué? La música dice que ganaremos. Lo tienes aquí. Y aquí. Y aquí. Y aquí.

-Al mismo tiempo, no dejamos de conocer a joyas que esconde la nación subterránea, que diría Alfonso Alfonso. Hablamos de personas que solo salen de casa cuando oyen música. Verdaderas enciclopedias andantes, apasionados y fanáticos, tunantes, bailarines revolucionarios que solo hablan entre canciones y que respetan demasiado la palabra música como para ir dándole por culo por ahí. Gente que sabe que esto es de lo poco a lo que podemos agarrarnos en este mundo. Solo por ellos merece la pena seguir en esta puta ciudad. Solo el hecho de que sigan respirando contrarresta la aplastante cantidad de razones para huir de aquí. Sabéis quiénes son, miradles a los ojos.

-Nos hemos reafirmado en que disfrutar es ir con todo. Preferimos pasarnos de frenada a no acelerar.

-Estábamos hasta la polla. Publicábamos en blogs de aquí y siempre se nos miraba de reojo. Hubo hasta quien nos puso de ejemplo de lo que no hay que hacer para progresar en este -aguanta la risa- negocio. Hubo quien nos dijo que a nadie le importaba nuestra opinión porque era eso, nuestra opinión. Hubo quien dijo que nosotros hacemos literatura. Tuvimos que escupirles en la cara, uno a uno. Así nació Piso 28. Solo teníamos clara una cosa: queríamos hacer las cosas como nos diera la gana. Sin bajar la cabeza ante nadie y sin preocuparnos porque se nos cierren puertas. Sin preocuparnos por el SEO ni por la extensión de los putos textos. Como escupe Bob Mould: hay unas reglas, pero no son las mías. Somos repudiados por condición, pero no por vocación: sabemos que vende más una rajada que un texto en el que se ensalce algo con la misma pasión, sabemos que sortear entradas para conciertos de tributos a Dire Straits da visitas y que saludar a quien hay que saludar nos facilitaría las cosas. El problema es que todo eso nos la suda. Creemos demasiado en esto. Nos importa demasiado como para andar por ahí chupando pollas. El logo que dibujó ese genio llamado Alejandro Mellado es cada día más representativo: estamos saltando al vacío y no hay red. No imaginamos un día en que dejemos de decir lo que pensamos y sentimos por si alguien se enfada, por si alguien que tiene más contactos que neuronas deja de llamar a alguien, por si nuestro futuro se viera perjudicado -como si hubiera futuro-, por si alguien deja de saludarnos y follarnos la oreja en conciertos. Pero si ese día llega, Piso 28 habrá muerto.


 

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