Julián Maeso y la maldición de Mariano de Rojas

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El rock es un pulpo incómodo. Siempre me ha parecido que esa realidad musical octópoda se manifiesta en Murcia con algunas de sus extremidades cercenadas: gente con visión, oficio y talento, que tiene bastante repercusión del foro para arriba, es completamente ignorada por aquí, donde suelen escasear las bandas no acostumbradas a surfear las olas eufóricas de los festivales masivos. Pues bien, estirando el símil, a una de esas figuras, Julián Maeso, le cayó la del pulpo en su primera actuación en la Huerta y corte. Y no me refiero precisamente a un chaparrón. O sí. De mala suerte.

Cualquier músico que venga a Murcia sin perspectivas de cabalgar sobre una multitud atraída por sponsors proveedores de combustible colectivo para consumo rápido, me merece una alta consideración. Si asisten 40 personas, se le corta el sonido 5 veces y la banda esconde como puede su desánimo para continuar tocando, su credibilidad crece exponencialmente. Eso ocurrió el sábado en la presentación de Julián Maeso en el 12 y medio. Parecía que una versión sin humo de la maldición del Romea se había trasladado a Mariano Rojas para frustrar la presentación en Murcia del que considero el teclista mas importante del panorama nacional ahora mismo -por si fuera poco, también compositor, arreglista y guitarrista-, que lanza esta semana su tercer disco, Somewhere somehow. A juzgar por los temas que se pudieron escuchar en el bolo, continúa la progresión que le ha colocado como una de los nombres a seguir de cerca en el panorama nacional. Dueño de una sonoridad carnosa e inapelable, siempre añorada por este crítico en el rock patrio, Julián exhibió su pleno dominio de las claves menos evidentes de géneros difíciles como el soul o el southern rock.

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Las composiciones nacen de su personal lectura de esos ascendentes, pero tienen una marcada personalidad propia, y la nueva banda que ha logrado reunir para esta gira aúna experiencia, precisión y una enorme musicalidad. Profesionales curtidos, compenetrados, para un show de casi dos horas en el que toda la banda tuvo su oportunidad para exhibir cómo reaccionan ante la adversidad. Salieron airosos, por ejemplo interpretando una fenomenal lectura del What’s Going On de Marvin Gaye, si bien es verdad que, llegados a cierto punto, y en pos de paliar el desaguisado, Julián tuvo que renunciar a esgrimir su mejor arma, el órgano, pues al parecer alguna conexión del tórrido instrumento era lo que provocaba los cortocircuitos. Cada dos por tres, el músico toledano alzaba la cara al cielo, extendía los brazos e imprecaba al altísimo. No sabía el antiguo Sunday Driver que ese señor hace tiempo que se ha olvidado de Murcia, donde los humanos hemos sido abandonados a nuestra suerte. Lo cual no quiere decir que no necesitemos su vuelta en condiciones; no la de la divinidad reacia, la de uno de los mejores músicos que han pasado por esta ciudad. Pronto, a ser posible.

Lady Guitar suelta a los perros

El concierto sirvió de presentación también de la programación que la promotora murciana Lady Guitar va a desarrollar durante otoño, casi siempre con la sala 12 y Medio como escenario. En ella, algunos nombres notables como la interesantísima banda americana Horndogz, autores de una potente mezcla de funk, jazz y hip hop (4 de noviembre) o el esencial músico madrileño Anaut (16 de diciembre), una de las figuras ignotas a las que me refería al comienzo de la crítica de Maeso, responsable del espectáculo mas contundente de soul patrio que se puede ver en nuestro país. Otros conciertos: Jaime Urrutia (5 de noviembre); Aurora & The Betrayers (12 de noviembre) y, ya en formato de cena concierto entre La Sidrería Escondida y la Yesería, El Twanguero el jueves 10 de noviembre.

Ignacio Benedicto

Fotos: Diego Montana

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