Jazzazza Jazz Club cumple 15 años. Zoot Suiters, Cava y bombones

Jazzazza cumple 15 años, y aunque son maravillosas las reseñas que los periódicos o revistas hacen del aniversario, ciertamente no tienen ni puñetera idea de qué pasa en Jazzazza porque NUNCA VAN a Jazzazza. Tampoco hace falta. Las noches de concierto siempre está lleno, un grueso de parroquianos y gente que circula en sentido inverso a las corrientes marítimas. Cara nuevas y conocidas, y por supuesto, músicos de primer nivel. Esto es cierto, nadie le puede arrebatar el título de sala con mejor calidad musical. Otra cosa es que te guste o tengas la voluntad de coger el coche o la moto para acercarte a 12 minutos del centro. Todos sabemos que el murciano es perezoso por naturaleza. O le das un pastel de carne y un quintico frehco de Estrella Levante, o se mueve del centro su puta madre. En Jazzazza no tienen la cerveza regional (aunque Alejandro empieza a introducir artesanales de las cercanías), pero tienen una selección de alcoholes justa y fina. Además de un personal que te trata como si fueras de toda la vida. Jazzazza es la perfecta conjunción entre el bar de parroquianos de pueblo y el elegantísimo jazzie de una capital. Recuerdo llegar malísimo de la garganta y que Jota, en su altruismo y divina compasión, me calentara una copita de un Terry añejo de una botella más cara que mis riñones y mi hígado, y concluyera: esto se arregla así.

También puedo decir (y no porque trabaje allí habitualmente como técnico de sonido) que Jota, con más intuición que ciencia, hizo un acondicionamiento acústico del bar que más quisieran muchas salas de la capi. Estaba yo terminando la carrera y me fijaba en eso el primer día que acabé allí. Cuando empezaba a escribir sobre música no sabía ni que este lugar existía. Indagando encontré la sala. Imaginé que era un tugurio regentado por un señor con más mala hostia que dientes. Quizá porque me advirtieron: el sitio no debe de estar mal, pero Jota es un tipo muy huraño. Hace unos 5 años me acercaba allí como el que camina perdido en un bosque sombrío hacia la madriguera del oso, por si no está, sobrevivir a la noche. Pero el oso estaba peinado, con una camisa sin el botón del cuello, olía bien, corría de un lado a otro con seguridad y cierto nerviosismo, y fue tan amable como escéptico en su saludo. Todo lo que le pediría a un empresario. Flipé. Todo el mundo flipa cuando va. Se echan las manos a la cabeza y braman: OH DIOS MÍO, ¿CÓMO PUEDE EXISTIR ESTO EN MURCIA? Muchos, aunque hayan experimentado un Stendhal viendo un trío de judíos, o a Dan Barret sentándolos en su regazo mientras les dice “mira nene, esto es swing”, o a Enric Peidro (Enric Peidro suele estar por allí) no vuelven. Es una pena. Igual tiene que ver con la siguiente frase que susurran: Ojalá estuviera en la ciudad. Bueno, si nos tenemos que poner puristas, mejor, mejor convocar solo a gente interesada que va en silencio a los conciertos y llora y ríe con el cigarro en la puerta. Pero no solo de emoción vive el empresario. Por muchas notitas de prensa que copie y pegue La Opinión o La Verdad en sus páginas, ningún periodista se acerca. Murcia tiene un sello de identidad que alimentar y el jazz, es demasiado underground.

La mitad de las conversaciones hermosas que he tenido han sucedido en esa cueva. Este año Jazzazza cumple 15 años. Me gustaría haber escrito algo mejor. ¿Sabéis aquello de posponer la acción de algo por la expectativa inalcanzable que uno se impone por respeto? Llevo en Madrid 2 meses y aún no he pisado un bar mejor que Jazzazza. Los hay con mejores micros, mejores focos, con más botellas de alcohol, más joyas, con gente más guapa, pero hay un valor al que Jazzazza no puede renunciar. Debe ser algo así como la formación de una especie: Un entorno debe reunir equis condiciones que de forma fortuita en una cantidad de años que nuestra especie no puede imaginar, genera. Entonces sucede algo así como un anfibio que sale del agua y más tarde camina hacbiéndose dejado ciertos pasos evolutivos por el camino.

Mañana a las 21.30 se abre la veda: tocan Zoot Suiters entre bombones, cava y una tarta que se repartirá entre todos los asistentes. Está casi lleno, y está lejíííííísimos, pero eh, pastelicos de carne y estrellica de levante 😉

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