Un muerto que, más o menos, vivía
Arruga el morro. Se encoge de hombros. Es el portero. Es casi tan ancho como alto. Literalmente, cuadrado. A su lado, un armario empotrado que lleva el dobladillo de los pantalones a la altura de la espinilla, se ríe de sus propios chistes. Es de ese tipo de personas. Le agarra de los hombros. Dice: …