
Javier Arnedo une fuerzas con dos tercios de Rey Lobo (Alejandro Jiménez y Javier Pasquín) para dar forma a Cachorro. Ellos dicen que son café para muy cafeteros (aseguran mezclar progresivo, clasicismo y electrónica), pero lo cierto es que no podemos asegurarlo: el del día 2 de noviembre en el auditorio Sebastián Gálvez de Beniaján (dentro de la muestra Quinto Orden) será su tercer concierto. De momento, sabemos que uno es psicólogo, otro un lobo solitario del que todo el mundo piensa que es heavy y otro la persona más hipster que algunos han conocido. Glups: no digas que no suena curioso.
¿Cómo surge Cachorro?
Javi Arnedo: la idea es básicamente del Jiménez, que buscaba compañeros de danza.
Alejandro Jiménez: con [Javier] Pasquín soy prácticamente siamés, llevamos un montón de proyectos juntos, lo lío para todo. Y con el Arnedo llevaba yo ya años hablando de montar algo, de tocar juntos. No sé, tú tenías otros proyectos por ahí, Los Harridan esos [Danny Rose & The Harridan Robbers]
JA: Sí, los atracaviejas. Pero era demasiado informal.
AJ: Yo tengo una vertiente de composición que no podía aplicar en ninguno de los grupos, porque siempre he estado muy contenido técnicamente. En Rey Lobo, por ejemplo, donde me flipa tocar, los arreglos son muy tranquilos y muy simples. Y yo tengo una vertiente muy progresiva y tenía ganas de sacarla. Y en un momento dado, no sé cuándo, pues nos pusimos a tocar.
JA: Yo le mentía. Me pasó un par de canciones que no me gustaron y no le decía nada.
Es raro que tú no digas lo que piensas.
JA: Ya, pero me caía bien, es un guitarrista, y no quería precipitarme tampoco. Prefería quedar y verlo en directo. Ahí surge otra energía distinta.
Vosotros os conocéis de los bares, ¿y Pasquín cuándo entra en escena?
AJ: Pues Pasquín fue el primer novio de mi hermana. Siempre bromeo con mi hermana diciéndole que el que le gustaba era yo [risas], porque desde entonces no nos hemos separado.
JA: Yo al Jiménez lo conocí antes, porque [Alejandro] Mellado me dijo que había un guitarrista que era súper progresivo y tocaba muy rápido.
AJ: Yo también pensaba que tú eras heavy.
Yo creo que todos hemos pensado que Javi era heavy.
JA: Yo me miro al espejo y me lo pregunto también.
Conociéndoos a vosotros de vista y a Javi más en profundidad, jamás hubiera pensado que os fueseis a juntar a tocar.
Javi Pasquín: Yo todavía me acuerdo de las primeras palabras que tuvo el Arnedo hacia mí: «No he visto un payo más moderno en la vida, pero la verdad es que toca bien».
AJ: También te dijo que eras el tío más hípster que había visto jamás. A Javi lo conocemos de meterse con nosotros.

Javi, tú sacaste hace poco La Grulla, un disco en solitario. Ahí celebrabas un poco tocar solo.
JA: Yo no he buscado esto, pero han llamado a mi puerta y de momento parece que funciona. También es muy triste tocar solo. Y mucho más jodido. Subes al escenario y sabes que si la cagas tienes a alguien al lado que puede arreglarlo.
JP: Nosotros decimos que antes de Cachorro, él no tenía amigos.
¿Cómo es trabajar con Javi Arnedo, una persona bastante individualista en el desarrollo de su creatividad?
AJ: Por la mañana no lo busques. Es bastante individualista en su cama, sí. Los he tenido peores.
JA: ¿Serás desgraciao?
Es que tienes escuela ya.
AJ: Sí, sí, yo me he juntado con buenos elementos. No, ha sido fácil. Le explicas las cosas y las entiende [risas].
JA: Qué buen mandao soy.
¿Y para ti, Javi? ¿Cómo es volver a tocar con gente?
JA: Utilizamos mucho el término democracia.
AJ: Es muy fácil trabajar con alguien cuando de verdad te interesa su visión, cuando es algo más que un instrumentista. Y eso es difícil de encontrar. La democracia esta, o esta fusión de ideas en la que todo el mundo puede aportar sus ideas, que las canciones no estén cerradas, era algo que yo echaba en falta.
JA: Yo también. Creo que funciona porque no nos estamos pegando tiros unos a otros. Es muy difícil que nos peleemos. Presentamos esqueletos y se van arreglando. Y si algo es una mierda se quita y nadie se enfada.
¿Y por qué Cachorro?
Hay un cristo en Sevilla…
Sabía yo que algún cristo había.
Se llama el Cristo del Cachorro, y es una mezcla extraña de algo adorable y algo egregio. Si vamos a la historia real, Cachorro era un gitano al que mataron por error: iba todas las semanas a darle de comer a su hermano, y un payo creía que iba a follarse a su mujer y se lo cargó. Ese es el rollo: las apariencias engañan. Somos idiotas, no sé si adorables, pero luego hacemos una música más seria.

¿Tenéis claro qué banda sois?
AJ: Está naciendo.
Estamos empezando a fusionar bien las ideas. Había tres cabezas con tres tipos
de composición, y eso tarda en fusionarse. Hostia, estoy hablando mucho…habla
tú [señala a Pasquín].
JP: Hostias, pues termina de soltar tu mierda y hablaremos los demás.
AJ: Y esto es la democracia de la que hablábamos [risas].
JA: Tenemos muy claro que la guitarra es algo primordial. Es nuestro nexo común.
Javi siempre tira a la raíz, y vosotros, por ejemplo en Rey Lobo, hacéis una cosa más tecnológica, ¿qué hay más en Cachorro: diálogo o duelo?
JP: Diálogo o duelo sería un nombre de puta madre para el disco. ¿Amigo o enemigo? Puñalada en el pecho [risas]. Es una expresión manida, pero es verdad que esto es café para muy cafeteros: coquetea con el progresivo, con el clasicismo, con la electrónica…es una cosa rara.
JA: Puede ser que entre el folklore y la vanguardia haya un poco de duelo. A mí, por ejemplo, me gustaría no ir tan a metrónomo. Pero es un duelo del que salen cosas.
JP: Claro, pero al no ser una cosa de una persona, si quieres hacerlo profesionalmente, tienes que ir con claqueta y, por ejemplo, con un trabajo de producción de directo. No puedes ir y sacarte los huevos. Lleva un curro detrás.
AJ: Sí, para que haya diálogo hay un duelo importante. Pero cuando llegamos al diálogo es muy bonito.
JP: Lo que mola es que no está hecho con calzador. Es natural. A mí me sorprende que el Arnedo, que suele tocar solo, llegue y nos suelte las canciones.
¿Estabas deseando hacer eso?
JA: Sí, tenía muchas ganas. Pero es porque son ellos: los mejores músicos con los que he tocado.
Quinto Orden traza un eje desde el principio de los tiempos hasta la vanguardia de la guitarra. ¿Sentís ese arraigo con el instrumento de alguna forma?
JA: Sí, sin duda.
JP: Sí, también. Al final me he chupado muchos años de conservatorio con Albéniz, Falla, Turina…de lo más grande de lo clásico, y ahí el instrumento fetiche era la guitarra. Yo lo he mamado, la verdad.
¿Javi, cómo tienes los huevos de meter a tu propia banda en una muestra de guitarra que organizas tú mismo?
JA: Me da mucha vergüenza, pero si la muestra tiene algún sentido, proviene de Cachorro. No se me ocurrió de la noche a la mañana. Voy viendo lo que hacemos y veo que tiene todo el sentido.
Crees que es pertinente.
JA: Creo que sí. Podría decirse que soy un gilipollas, pues sí, pero lo veo pertinente. Y ocurre otra cosa: cuando la pasta te la da el ayuntamiento, tienes muy pocas posibilidades. El objetivo es que si esto se vuelve a hacer, que yo no actúe.
Por lo que os veo, me da la sensación de que Pasquín representa aquí lo contemporáneo y Javi la tradición. Jiménez, ¿tú estás en medio?
AJ: Yo estoy en medio de todo siempre. Soy el pegamento del grupo. Si no estuviera yo…qué sería de estos. No, sí: estoy muy acostumbrado a trabajar con Pasquín y luego, por mi cuenta, estudio mucha guitarra clásica, así que entiendo por dónde va Arnedo. Pasquín va más por los sintes y esas movidas y Arnedo, pues bueno…esa música neandertal que hace él. Lo que dice uno se lo traduzco al otro.

Eres el mediador.
AJ: Sí, para la música y para otras muchas cosas.
Claro, porque ahora estáis empezando y todo es muy bonito, pero algún follón habrá tarde o temprano.
AJ: Yo soy el psicólogo del grupo, que para eso soy psicólogo.
JP: En todos los grupos en los que estás, además.
AJ: Siempre. Para ser democrático tienes que ser muy asertivo, y eso es muy difícil. Cuando hay un deadline y vamos hasta el cuello, se produce mucha tensión. La figura de alguien que dice las cosas con calma es fundamental.
¿Qué vais a ofrecer el día 2 en Beniaján?
JA: Pues estamos terminando de arreglar lo que vamos a tocar.
JP: Yo me he tirado toda la tarde trabajando en eso, de hecho.
JA: Las canciones suelen ser viajes. Son composiciones concretas con estructuras un poco locas. Es viajar sobre aguas movedizas.
¿Hay algo de improvisación?
JA: Sí, en algunos pasajes, pero están medidos.
AJ: Son secuencias a metrónomo, pero hay partes, con un tiempo determinado, en que puedes dejarte ir.
¿Qué pretensiones tenéis con Cachorro?
JA: Va a ser difícil.
JP: Yo pienso forrarme [risas].
JA: Es difícil de vender.
JP: Por supuesto, dentro de lo que prima en Murcia…estamos fuera. Igual encajamos con Crudo Pimento, por ejemplo, en algunas cosas.
AJ: A mí no me importa qué vaya a pasar. Tenía ganas de hacer música que llevaba dentro. No me importa qué pase con ella. No pretendo vivir de esto. Si me pagan de puta madre, y si dura 200 años, mejor, pero seguiremos componiendo si las circunstancias de la vida lo permiten.
Fotos del principesco Diego Montana.