Usted es inquieto y cultureta. Usted es cumplidor. A usted le gustaría quedar melómanamente bien con los suyos en estas próximas fiestas. Más aún, aportar su granito de arena a la educación musical de sus congéneres más cercanos, obsequiando referencias que alberguen un marchamo de singularidad, de manera que los afortunados piensen: “Cuanto sabe mi tito / mi cuñado / el jodío éste (utilícese lo que proceda…)”. Pues bien, amigos, esto es posible gracias a los consejos de versadas publicaciones como la nuestra, sabiamente derramados en el momento oportuno por mentes pretendidamente privilegiadas, como la que se esconde tras este artículo. Aquí van unas cuantas propuestas dirigidas a cumplir ese objetivo.
Que le gusta ir a lo seguro, y su cuñao conoció los días de vino y rosas de los primeros setenta: demuéstrele que sabe dónde buscar para sorprenderle. Sin ir más lejos, con el nuevo lanzamiento que atesora la producción de los emblemáticos King Crimson en su época más cercana al jazz, la formación que sacó títulos míticos como In the Wake of Poseidon, Lizard o Islands: 27 discos que, además de incluir las obras citadas, añaden leña al fuego con más de 20 grabaciones en directo de las giras protagonizadas por la banda en Inglaterra, Alemania o los States. El pegote se redondea con dos CD dedicados a tomas de ensayos o audiciones que permiten acceder a algunas gemas insospechadas como una versión instrumental de “Ladies of the Road” realmente disfrutable. El precio prefiero ni decirlo.
Que a usted le gusta el jazz; ¡pues no haga el canelo, hombre, regale un box set de Mosaic y será imposible no dar en el clavo! Por ejemplo, el cofre que recoge todas las grabaciones que el pizpireto y virtuoso pianista Ahmad Jamal realizó para el sello Argo en su época de irrefrenable impulso juvenil, con una digitación y sensibilidad de las que quitan el hipo, literalmente. 9 discos que muestran porqué su aparición en la escena deslumbró a personajes tan poco impresionables como Miles Davis. 150 pavos del ala, eso sí…
Que usted, a pesar de peinar canas, le gusta dejar bien claro que hubo un tiempo en que no dejaba títere con cabeza, no queriendo perder la oportunidad de transmitir el testigo de la iconoclastia a las nuevas generaciones (no las del PP, claro): pues no le queda otro remedio que recurrir a la edición conmemorativa del cuadragésimo aniversario de “Me importa un huevo: Aquí están los Sex Pistols.” El lanzamiento auna el disco original, un segundo dedicado a rarezas y descartes, un tercero con grabaciones en directo y un DVD final con sus vídeos promocionales y escenas grabadas en una fiesta en un barco del Támesis, entre otras locuras. ¡Qué tiempos aquellos!
Que es usted un pelín progresivo pero ya está harto de regalar los mismos dinosaurios de siempre y pretende hacer una declaración innovadora, como por ejemplo: ¡El Prog se puede bailar! Un aserto tan imposible a priori queda ampliamente respaldado por un triple disco llamado “One Way Glass: Dancefloor Prog, Brit Jazz & Funky Folk 1968-1975”, que exhibe incontestables y hasta ahora ocultos delirios de gente un tanto ignota, como Second Hand y otra más conocida (Colosseum, Climax Blues Band, Spencer Davis Group).
Que le gusta a usté vacilar de ‘conoisseur’ de la Black Music: nada mejor que la retrospectiva recién lanzada por el icónico sello Stax en torno a la obra de ese heraldo ‘kitsch’ del soul, de sastres más que discutibles, llamado Isaac Hayes. Cuatro discos que recorren su fértil producción como arreglista y compositor, intérprete y directísimo showman, erigido por derecho propio en tótem de la época más combativa de la cultura afroamericana. La reco demuestra que si Hayes pasó los primeros años de su Carrera aprendiendo las reglas que rigen la composición de canciones ‘pop’, luego empleó el resto de su vida en dinamitarlas.
Que quiere dejar constancia de la elegancia de su gusto, al tiempo que desea hacer patente que sigue teniendo un oído puesto en lo que se hace hoy: entonces su opción no puede ser otra que escoger el delicioso disco lanzado por la banda británica Stone Foundation, con el apoyo absoluto, conceptual e interpretativo, de Paul Weller, además de colaboraciones estelares de gigantes como Betty Lavette o William Bell. Un magnífico esfuerzo pletórico de estupendas canciones que eleva al soul europeo al rango de género intemporal.
Que es usted de los que le gusta repatingarse en el sofá para regodearse con los fluvios de un caliqueño jamaicano: la colección de reggae “The Treasure Isle Story” puede casar a la perfección con su onubilado estado mental. Hablamos, nada menos, que de reflejar la trayectoria del sello lanzado en Inglaterra por la casa Trojan para difundir los sonidos caribeños que se producían en esa auténtica Isla delTesoro que era Jamaica. Los cuatro discos recorren el mento, el ska, el rocksteady y el reggae clásico, visitando en su última entrega los archivos de la compañía para dejar al descubierta muy estimulantes propuestas que añaden a su innegable interés rítmico el encanto de la melodía, clave del éxito británico de la casa.
Que le gusta a usted dárselas de exótico; entonces dejará a la altura del betún a cualesquiera entendidos que haya en la familia si se presenta con “Habibi Funk: An Eclectic Selection of Music from the Arab World”, una seductora recopilación de música árabe que tiene al funk, soul y otras músicas de baile como última referencia, probando que el virus que se extendió por el mundo en los 70 llegó también a las tierras del desierto. De esta manera, además contribuirá a propagar el conocimiento de un sello, Habibi Funk, que está haciendo maravillas por la difusión de la música acuñada en estos lares, rescatando propuestas insospechadas como el AOR libanés, el Zouk o la Coladera argelina; estos dos últimos géneros originados en el caribe que, como el flamenco, hicieron un viaje de ida y vuelta hasta el Magreb y el Medio Oriente.
Que quiere usted quedar de clásico y completista: juégueselo a la carta de “Come All Ye: The First Ten Years”, la Box-Set que recoge en 7 discos la primera década de la amplia trayectoria de esa seminal formación del folk-rock británico que fue Fairport Convention. El interés de la colección reside en revisar, de forma exhaustiva y con una calidad de sonido realmente óptima, todas las grabaciones alternativas (out takes, canciones desechadas, versiones paralelas, tomas en directo) que dejó en el camino esta auténtica reunión de genios, encabezada por el genial guitarrista Richard Thompson y la angelical voz de Sandy Denny.
Y dejamos la África indómita para el final, porque de vez en cuando sale una antología de esas que revelan que –recuerden– todo nació aquí, en el rítmico batir de los tambores de alguna tribu perdida. Y uno de los territorios que mayor patrimonio musical atesora es, sin duda, Mali. De ahí que esta selección sea sumamente enriquecedora, al reunir el embriagador calypso de los Ambassadors du Motel de Bamako (¡quién hubiera estado ahí escuchándolos!), con los primeros pasos de titanes locales como Salif Keita o Idris Soumaoro, que pasarían a liderar luego el movimiento global de la World Music.